El Estado peruano se caracteriza por tener instituciones grandes, burócratas y funcionales, lo ideal sería que los ciudadanos de a pie, podamos sentirnos que el Estado llega de manera eficiente, cálida y oportunamente a brindarnos los servicios públicos para poder cerrar las brechas sociales, económicas, educativas, culturales, tecnológicas, etc, es decir, gozar de niveles de bienestar como los sugiere los organismos internaciones a través de: Objetivos de Desarrollo Sostenible- ODS del Programa de Naciones Unidas- PNUD, ser parte de los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico-OCDE o lograr las metas del Plan Bicentenario: el Perú hacia el 2021. Asimismo, cuenta con la Política Nacional de Modernización de la Gestión Pública al 2021, que fue aprobada hace 8 años y que es transversal a las instituciones públicas, comprende 14 objetivos específicos, 5 Pilares y 3 ejes transversales (Ver Gráfica).

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En esa línea de desafíos macro, el Estado y su organización se rigen por dicha política nacional. Una norma de sumo interés que abona hacia la modernidad es la Ley del Teletrabajo y su Reglamento, que fueron aprobadas en el año 2013 y 2015 respectivamente, como una modalidad del trabajo considerando los vínculos laborales pero que ya no se requiere de un lugar fijo ni estático, sino que pueda desarrollarse en cualquier ambiente, considerando necesariamente las tecnologías de información (TICs) para la interrelación laboral y sus respectivos entregables asociados a la cadena de valor de la entidad. A efectos de implementar adecuadamente la modalidad del Teletrabajo, analizaremos las fortalezas y debilidades del estado peruano. 

Siendo que, el Teletrabajo es una modalidad que se orienta a la modernidad de las organizaciones, su implementación debiera contar con un conjunto de elementos, para que mínimamente sea posible su realización en el estado peruano. En ese sentido, las fortalezas que ayudarían a pensar la masificación de la modalidad del Teletrabajo en el Perú son: tener un buen porcentaje del recurso humano estable, que los sistemas administrativos del Estado cuenten con clara rectoría y políticas favorables para implementar el Teletrabajo, es decir, la vocación política de hacerla.

Es importante destacar que existe en nuestras instituciones del Estado, un buen porcentaje de población laboral que cuenta con diversos regímenes de estabilidad como son: modalidad 728, 276, CAS,  etc;  esta variable, si bien resulta de interés para trasladar a un recurso humano de una modalidad a otra _mediante acto voluntario_, se debe tomar en cuenta que no necesariamente se encuentran los mejores perfiles y que a lo largo del tiempo, no han mejorado sus capacidades ni han tenido esquemas de incentivos que los motive, por ejemplo, mayores niveles salariales y/o beneficios, además, parte importante de este grupo, son personas adultas con resistencia al cambio. Cabe precisar que, hay también un buen grupo de personas que son constantemente capacitadas y acceden a diversas opciones de oferta formativa, por lo que están inmersos en la mejora de la productividad desde la Gestión del Talento Humano que la institución SERVIR adscrita a la Presidencia de Consejo de Ministros-PCM viene promoviendo, en coordinación con las entidades del Estado. La pregunta que nos hacemos es, ¿cuánto de ello se traduce en Aprendizaje, en buenas prácticas y en resultados concretos? Ello, se apreciará seguro, en el mediano y largo plazo.

Otras fortalezas sin duda son los Sistemas Administrativos del Estado que hoy cuentan con clara rectoría y están conceptualizados como SISTEMAS: Planeamiento Estratégico, Presupuesto, Inversión Pública, Gestión de los Recursos Humanos, Modernización de la Gestión Pública, entre otros; varios de ellos, vinculándose entre sí y en camino hacia la articulación de los sistemas administrativos, lo cual facilitaría trabajar en una lógica de procesos y automatización que conllevaría más rápidamente a una compatibilidad entre el Teletrabajo, los sistemas administrativos que son de naturaleza transversal en las entidades públicas, además de los servicios públicos que son el core business de la entidad.    

Otro elemento a favor, son las Políticas para implementar el Teletrabajo, pues sabido es que, en los últimos años, el estado peruano ha generado el marco normativo para que tanto las organizaciones públicas como privadas opten por modalidades teletrabajables, según sea la naturaleza de los servicios que ofrece, tomando en cuenta la experiencia internacional y los beneficios que esta modalidad genera. Sin duda, el contexto de pandemia del COVID, ha permitido acceder aceleradamente a esta experiencia bajo la modalidad del Trabajo Remoto, sin embargo, el Estado no planificó ni diseñó sus estrategias para las diversas opciones del Teletrabajo. Esta modalidad, será pues, el punto de inicio o la oportunidad para preparar el terreno de pasar del Trabajo Remoto al Teletrabajo.

De otro lado, el estado peruano también cuenta con debilidades que deberá trabajar en ellas si propende a la modernidad, así como a la eficiencia y eficacia de las políticas públicas donde el Teletrabajo sería la justificación y estrategia hacia ello, por cuanto, sus componentes son perfectamente compatibles. Las más representativas son: la incipiente implementación de políticas TICs, el estilo de organización por funciones y la gestión del rendimiento escasamente evaluado.

La incipiente implementación de las políticas TICs en las organizaciones del estado, es un desafío a construir, en la que debe trabajar previamente un modelo de negocio y transformación digital mirando al cliente externo o ciudadano; una evidencia de ello es la ausente automatización de los procesos y sub procesos, así como la fuerte cultura del papel.  

Otro aspecto a considerar, es el estilo de la organización por funciones que no guarda los modelos de organización moderna y que no está orientada hacia una gestión por resultados; para ello, una optimización de los procesos por funciones es un factor clave.  

Otro elemento a considerar dentro de las debilidades del estado, es que la gestión del rendimiento para el recurso humano que se viene implementando a través de SERVIR es escasamente evaluado y ello se debe a que las políticas de meritocracia en las entidades del estado aún son incipientes, sólo evalúan tareas y actividades, y posiblemente, estas aún no contribuyan a productos y resultados concretos hacia los ciudadanos. El Teletrabajo es en sí una política de modernización para las organizaciones y en el Perú por el contexto COVID 19 ha iniciado mediante el Trabajo Remoto, sin embargo, es importante tomar en cuenta las fortalezas y debilidades de esta entelequia llamada Estado, para asegurar el éxito en la implementación. La ola de la modernidad en el Estado, ha iniciado en medio de un contexto de amenaza mundial como es el COVID 19; pero que, al mismo tiempo, ha resultado en una oportunidad para replantear el Estado y preparar el terreno para pasar del Trabajo Remoto al Teletrabajo, bajo la planificación, la organización, los diagnósticos de los servicios teletrabajables, experiencias pilotos, seguimiento y evaluación, considerando permanentemente las variables: recursos humanos y TICs así como los propósitos por los cuales las entidades aspiran al teletrabajo: clima laboral, mejora de la productividad, sostenibilidad ambiental, mejora de las relaciones familiares y como sociedad, etc. ¿Será que el Gobierno, aprovechará la ola?

Fabiola Caballero Sifuentes

Lima, 10 de octubre de 2020.

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