Quienes conocemos la modalidad de teletrabajo y los casos en los que ha sido más eficiente su proceso de adaptación progresivo en la organización, sabemos que la coyuntura actual difiere del ideal de una relación de trabajo a distancia, por los motivos que ya hemos compartido en anteriores post, por ello hemos advertido la pérdida de algunos hábitos necesarios para la sostenibilidad positiva de experiencias de teletrabajo, entre ellos: el contacto visual en las interacciones laborales cotidianas.
Nos encontramos ante una coyuntura en la que hemos apreciado que inicialmente se promovían las reuniones virtuales con visualización de los participantes, sin embargo ese buen hábito se ha ido difuminando con el pasar de los meses, apoyado en diversas situaciones que podemos citar pero que en balance terminan siendo falsas justificantes para haber perdido algo esencial dentro de una relación de trabajo a distancia como lo es la «telepresencialidad».
A pesar del tema de la conectividad, que puede ser un factor a tomar en cuenta, creemos que el contacto es esencial para no perder la sensación de estar laborando en un equipo integrando con ello adecuadamente el cumplimiento de las metas esperadas. Además debemos valorar el aprendizaje que hemos tenido de poder realizar reuniones a distancia donde se focalizan mejor los impactos que normalmente en reuniones presenciales se terminan distorsionando por la propia naturaleza del contacto físico, que OJO no decimos no sea importante, pero en la línea del contexto actual debemos procurar se mantenga en una línea positiva.
Los estilos de comunicación y de liderazgo también cumplen un rol determinante para la mejora de la generación de confianza que, como hemos visto en anteriores publicaciones, es esencial para la sostenibilidad de un modelo de teletrabajo en la organización; sin embargo, hoy nos referimos a la importancia de que la transmisión del mensaje sea un verdadero reflejo de una forma de convivir positivamente y aprovechando las ventajas que nos brinda la tecnología para poder optimizar nuestros tiempos y resultados.
Un reciente artículo de El.Espectador (aquí: aquí) nos muestra la importancia de reflexionar sobre evitar hacer «malas copias de la oficina» donde se viene distorsionado claramente la realidad, anhelando el retorno a la «antigua normalidad» por haberse generado una sensación de soledad e interpersonalidad, afectando claramente la connotación de trabajo en equipo y socialización propia de una relación de trabajo normal, con la particularidad de hoy encontrarnos a distancia, finalmente impactando también en nuestra disposición para el trabajo e implícitamente en algunos casos mermando hasta en el desempeño.
En este punto no debemos olvidar que cada realidad es distinta pues algunos cuentan con compañía en casa y otros no, y ello en cada situación nos trae visiones y enfoques diferentes sobre el tema de «la soledad durante el trabajo en casa», más aún con todas las particularidades que nos ha traído la coyuntura actual en aspectos de salud mental, laboral, psicosociales y el tecnoestrés, que nos han demandado periodos de aprendizaje necesario ante un cambio de impacto disruptivo como el que nos tocó vivir a todos en mayor o menor medida.
Por ello, confiamos en que es importante darle un real sentido de valoración a la situación en la que nos encontramos, partiendo por reconocer y aceptar los beneficios de una relación de teletrabajo (como por ejemplo el ahorro en transporte, la reducción del estrés del traslado, la mejor alimentación, el tener contacto con nuestros menores hijos, la predisposición para el trabajo por resultados, entre otros) que no solamente es proclive y más beneficiosa para la persona, sino también en balance para la organización en sí, como lo hemos comentado en anteriores post.
Finalmente, como lección de este momento será importante convivir adecuadamente con buenos hábitos de trabajo, que a su vez desde el enfoque de la empresa se traducen en buenas prácticas laborales que se deben promover. Por ello debemos procurar no perder el contacto visual que es clave para retomar esa sensación de personas trabajando en conjunto para un mismo objetivo, de un capital humano integrado motivado e identificado con las metas, objetivos y la misión de nuestras organizaciones.
Mag. Roberto Ballón Bahamondes.
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